La
respuesta a esa pregunta es SI.
No siempre he tenido claro a qué dedicarme, ya que a la hora de
empezar a pensar en el futuro, se me pasaron mil cosas por la cabeza. Al final,
y tras darle muchas vueltas a la misma idea, decidí dedicarme a
magisterio y lo decidí ya que me gusta ver como los demás aprenden cosas
nuevas, ver cómo crecen tanto física como intelectualmente y me siento bien, al
saber que seré yo quien enseñe conocimientos tan básicos para el día a día, que
con toda seguridad no olvidarán nunca.
Para llegar a ser una buena docente, como algunas de
mis profesoras, intento hacer lo que está en mi mano para formarme de la
mejor manera posible, en todos los aspectos, tanto en la manera de enseñar, de
dar clase, es decir en el ámbito académico, como en el aspecto afectivo,
de transmitir cariño y confianza a los alumnos pero sin perder el respeto y
autoridad que los alumnos deben mostrar a una profesora.
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